En 1535 entra al Monasterio Carmelita de la Encarnación, donde hace su profesión de fe el 3 de noviembre de 1537, pero al enfermarse su padre la retira del convento. En esa época, siguiendo las instrucciones del libro ¡El Tercer Alfabeto Espiritual”, inicia su práctica de oración mental. Cuando su estado de salud se agrava – se desconoce cual era su enfermedad pero se sospecha de fiebre palúdica – nadie confía en que logrará sobrevivir, pero tres años después Teresa estaba restablecida y atribuye su curación a la intercesión de San José, de quien es devota y de cuya devoción será la gran propagadora.
En 1541, según sus memorias, se le apareció Jesús por primera vez. Ese mismo año encuentra en el convento una pequeña estatuilla de un ECCE HOMO 8Jesús herido por los latigazos recibidos antes de la crucifixión). Encontrar esta imagen es un punto de inflexión en su vida, ya que sintió que no había agradecido lo suficiente las llagas de Cristo y decide entonces llevar una vida de penitencia y oración constante.
Tiempo después ocurre el fenómeno de la transverberación (del latín transverberare, que significa “traspasar con un golpe, hiriendo”), es una gracia espiritual por la que la persona siente el corazón traspasado como por una espada, y se llena de amor divino. Es un signo de comunión con Cristo Sufriente.
En 1560, a sus 45 años, junto a un grupo de religiosas amigas, decide regresar a la Regla Primitiva de la Orden del Carmelo, con una vida de oración y mortificación. Así comienza el Nuevo Carmelo, con la fundación del Monasterio de San José de Avila, el primero de los 15 Carmelos que establece en España.
Poco después conoce a Fray Juan Yepes, conocido después como San Juan de la Cruz, con quien inicia la reforma de los frailes. En 1568 funda un convento de frailes en Duruelo, y el 1569 otro en Pastrana. Luego, San Juan de la Cruz queda a cargo de los demás conventos de frailes.
Santa Teresa fue muy perseguida por la reforma de los Carmelitas, hasta que en 1580 se logra la separación de las dos ramas de la orden (los Carmelitas Descalzos y los Calzados), Teresa tenía entonces 65 años.
Santa Teresa fue también una gran escritora mística, que comenzó a escribir su “Biografía” a pedido de su confesor. Escribió también “Camino de Perfección”, “Fundaciones” y “Castillo Interior” (Las Moradas) y otros.
Falleció en 1582 en Alba de Tormes, donde aún reposan sus reliquias. En 1591 se inicia su proceso de beatificación. En 1614 Pablo V la proclama beata y el 12 de marzo de 1622, el Papa Gregorio la canoniza.
En 1970, Pablo VI le otorga el título de Doctora de la Iglesia Universal (es una de las tres doctoras de la Iglesia, las otras dos son Santa Catalina de la Siena y Santa teresita del Niño Jesús).
Se la conmemora el 15 de octubre.
Iconografía: de entre sus contemporáneos, Santa Teresa es una de las pocas que tuvo su retrato directo, realizado por Fray Juan de la Miseria, en Sevilla, en 1570. Por lo tanto esta imagen es la más fiel que se tiene de la Santa. Luego otros artistas han preferido idealizar su figura, perdiendo así el verdadero carácter de Teresa.
A Santa Teresa se la representa con el hábito marrón y la capa blanca corta propios de las Carmelitas Descalzas.
Sus atributos son el libro y la pluma, por ser escritora. Cuando se la reconoce como Doctora de la Iglesia se le agrega la muceta blanca y el birrete.
Fragmentos de algunos textos de Santa Teresa de Avila:
“Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa.
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta: Sólo Dios basta.”
“Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero”.
Lis Anselmi
lisanselmi@yahoo.com.ar
1 comentario:
¡Qué hermosa la historia de Santa Teresa! Gracias Lis por ilustrarnos. Te felicito. ELSA
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